martes, 10 de mayo de 2011

Brunildito

     Él es Brunildito. Llega, te mira con sus ojos grandes como burbujas, te concentrás en el brillo en su iris y, ahí nomás, sentís la pregunta clavada entre tus costillas, la pregunta de los ojos de Brunildito.
     No es cualquier pregunta. Es esa que nunca te animarías a hacerte. Pero esta vez no sos vos, son los ojos de Brunildito.
     Al principio, hacés como si no te dieras cuenta. ¿Qué cosa, Brunildito? ¿Hacia dónde va tu pregunta? No termino de entender... 
     Pero los ojos de Brunildito se inflan y brillan como brillan las burbujas. Te ponés nervioso. Apretás los dientes porque empezás a sentir cómo la pregunta se sacude en tu interior y tenés miedo de que se escape por tu boca.
     No se va a dar por vencido, eh. Nunca lo hace. Sostiene fija su mirada en vos y ahí sentís, como una corriente de electricidad, las palabras temidas:

     ¿Qué pasaría si...?

     Silencio. 
    
 Brunildito está esperando la respuesta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario