martes, 11 de octubre de 2011

Pandas, tigres de Bengala y esto...

Darwin no se equivocó al presentar, en su teoría de la evolución, la idea de selección natural, que postulaba, ante determinadas condiciones impuestas por la naturaleza, la supervivencia de aquél que tuviera mayor capacidad de adaptación.

Hoy sufrimos la pérdida de una especie que no pudo resistir al paso del tiempo. Estamos hablando del Walkmanensis, especie que tuvo un auge reproductivo en los años ’80 y, apenas tres décadas después, está casi extinta.

El Walkmanensis –conocido vulgarmente como walkman o tocapaseo- pertenece a la familia de los Musicalae. Existe una discusión en el seno de la zoología acerca del origen de este animal. Algunas corrientes afirman que proviene de Brasil, por sus características típicas de animal tropical. Otras aseguran que se originó en Japón. Independientemente de su zona de procedencia, la especie se expandió rápidamente por todo el mundo, probablemente debido a su gran capacidad reproductiva.

El walkman se alimenta de fibras sintéticas dispuestas en forma de rollo o espiral, ingiriendo, además, el envase plástico que las contiene. Mientras realiza la digestión, emite sonidos diversos, dependiendo del tipo de alimento que haya consumido. Muchas veces, utiliza palabras humanas –eso sí, en una entonación diferente-, por lo que algunos científicos lo colocan en una posición privilegiada respecto al chimpancé –que suele considerarse el animal más cercano al hombre. Se desconocen sus hábitos reproductivos y, en cuanto a las razones de su extinción, se han desarrollado hipótesis variadas.

Algunos atribuyen su próxima desaparición al agotamiento de la fuente alimenticia del walkman, probablemente por cambios climáticos ligados al fenómeno del calentamiento global. Sin embargo, la hipótesis más difundida culpa al rápido desarrollo de nuevas especies más evolucionadas de la familia Musicalae: el conocido discman o Walkmanensis Sapiens y su último sucesor, el Walkmanensis Sapiens Sapiens, también llamado IPod, los cuales, con su inédita facilidad de adaptación y reproducción, han terminado por desplazar al walkman de su hábitat.

Organizaciones no gubernamentales alrededor del globo están comenzando a, valga la redundancia, organizarse en torno a la lucha por la supervivencia de esta especie a punto de desaparecer. “No queremos que suceda lo mismo que con los dodos”- afirma Panfilio Richards biólogo marino, vicepresidente de la Comisión de Especímenes Casi Extintos de la ONG Paz Verde-, “siendo testigos de esta extinción, debemos ponernos en movimiento para hacer algo y que las generaciones futuras no estudien en sus manuales de historia acerca de una especie magnífica que pudo haber sido salvada”.

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