miércoles, 3 de octubre de 2012

No te estás dejando tiempo para escribir

Seguí haciendo de cuenta que la vida te sobrepasa.
Como aquel perrito del que hablabas una vez.
Ese, el que lleva al dueño por la correa, en lugar de que el dueño lo lleve a él.
Sí, hay correas para niños ahora también, qué cosa extraña, pero no te desvíes del tema.
No te estás dejando tiempo para escribir.
Hay una parte tuya que está como muda.


Te digo que la correa es práctica. La del niño, digo. 

jueves, 13 de septiembre de 2012

Hoy, música

-Si pudieras darte cuenta
Que al fin y al cabo
No hay más vuelta que dejar en libertad a quien se quiere-

Pedro Aznar - Rencor



miércoles, 12 de septiembre de 2012

Inglish de langüich of lav

El inglés tiene más marketing, no hay con qué darle. Hasta eso, la palabra marketing. Imaginate si dijera mercadeo, mercadotecnia, mercadeando, como quien dice. No, el inglés tiene más swing. ¡Caigo de vuelta! ¿Ves lo que te digo? Por ejemplo, situate en un bar. Es noche de karaoke, se acerca un chico/chica al micrófono con su guitarrita y pensás qué loco, mirá, es noche de karaoke y se trae la guitarrita. Estás tomando un trago en la barra, que si hablaras en inglés dirías bar, sentado en lo que llamamos un taburete alto (ta-bu-re-te) pero en inglés es stool y se acerca al micrófono este chico o esta chica que dijimos, con la guitarrita que mencionamos, y dice:

-Esta canción es para (TU NOMBRE).

Sí, a vos. Te está dedicando una canción que, cantada por los Beatles, dice así:

Love, love me do, 
You know I love you, 
I’ll always be true, 
So pleeeeeease, 
Love me doooo, 
Oh, love me doooo. 

Te enamorás perdidamente del susodicho, pero no sucedería lo mismo si la canción fuera en castellano, no señor, porque lo que se oiría por los parlantes sería más bien esto:

Ama, amame, 
Sabés que que te amo, 
Siempre te voy a ser fiel, 
Así que por favouououor, 
Amameeeeeee, 
Oh, amameeeeee. 

Con todo mi respeto hacia los Beatles; quien me conoce sabe que no puedo hacer más que respetarlos y admirarlos. Pero menos mal que nacieron en Inglaterra y no en Argentina, porque por más beatle que sea, si ese chico o esa chica te canta amame, por favouououor amameeee, yo creo –y esta es mi humilde opinión, no quiero pecar de soberbia- que vos salís corriendo.

Es así amigos. Think about it.


NOTA AL PIE: Acepto traducciones de canciones que corroboren o contradigan mi hipótesis. 

martes, 11 de septiembre de 2012

Crecer

Me piden que no me mueva demasiado y que no hable fuerte. Que sea simpático y los haga reír. Me dicen que mis problemas no son nada, no son problemas de verdad, que espere a ser más grande. Que no llore. Quieren que sea cariñoso y que no me limpie los besos del cachete. Me piden que tenga personalidad. Me retan si digo rojo en lugar de colorado y si les discuto. Me piden que sea sociable y que haga deportes y que me llene de amigos. Pero con esos no. Con esos que no me junte, porque sus papás no les gustan nada. Me piden que aproveche mis talentos y que los potencie. Me retan cuando digo cosas que, a su juicio, son estupideces, o cuando me visto como no les gusta, o cuando les pido que me lleven al teatro, o cuando soy un poco más inquieto de lo que esperaban, o cuando toco la guitarra muy fuerte o cuando elijo leer un cuento en lugar de jugar al fútbol -o jugar al fútbol en lugar de leer un cuento-. Me dicen que haga la tarea. Se preocupan si soy demasiado correctito. Me dicen que me preocupe por cosas de mi edad y hablan de problemas de trabajo enfrente mío. Cada vez que tengo una prueba, insisten en que no aprenda de memoria, que entienda lo que digo. Cada vez que cuestiono un reto que no entiendo, "porque soy tu padre/madre/profesor/autoridad y punto" es la única respuesta que recibo. Les gusta si soy creativo. Me retan si me distraigo. Me piden que no moleste. Se enojan si veo demasiada tele o estoy mucho en la compu. Me piden que crezca. Pero, capaz porque todavía soy chico, no entiendo mucho de qué se trata esto de crecer.


lunes, 6 de agosto de 2012

Hibernar

Hacerse una bolita, cerrar los ojos y dormir. A ver si se encuentra a sí misma, a sí mismo. O al menos, si no, encuentra algo interesante.

Dejar de escribir un poco. Dejar el mundo por un rato. A veces hace falta hibernar.

Hasta la primavera.

jueves, 26 de julio de 2012

Qué lindo...

...es pensar que mañana puedo despertarme y preguntarme qué tengo ganas de hacer...

...y hacerlo. 





martes, 24 de julio de 2012

Arqueología 2050

Fragmentos del cuaderno de notas de un historiador del futuro. 

HOY:  El cassette

<<Esta es una captura bidimensional de un cassette, dispositivo que se insertaba en un aparato y permitía reproducir cosas. Cosas que estaban grabadas sobre una cinta (puede observarse el rollo de cinta en el centro del dispositivo. 



Había dos tipos: los que ya tenían contenido (en general música, pero podían ser las grabaciones más diversas) y los llamados "vírgenes" que estaban en blanco, listos para grabar lo que uno quisiera grabar. ¿Cuál era la diferencia entre ambos, además del contenido? Unos estaban bloqueados y los otros no. Un cassette, digamos, de música rock -sí, en esos tiempos ya existía el rock- emitido por la industria -la industria era fuerte en esos tiempos- estaba bloqueado; esto significa que no se podía grabar algo nuevo sobre la grabación anterior. Un cassette virgen, en cambio, podía ser grabado y re-grabado infinitas veces, salvo que se lo bloqueara, proceso que requería la extracción de una especie de cuadraditos que se encontraban en la parte superior. Una vez extraídos dichos cuadraditos (operación que pretendía ser irreversible), la cinta no podía re-grabarse. 

Cuatro cassettes; el primero (de abajo hacia arriba) protegido; los demás, aún re-grabables

Sin embargo, todos sabemos que los ardides de los consumidores corroen el sistema a su manera. En el pasado era igual. Y siempre se encuentran maneras de escapar a las normativas institucionales. No hay razón para creer que en el pasado esto funcionara de otra manera. Prueba de eso es la estrategia que inventaron dichos consumidores para convertir un cassette protegido en re-grabable nuevamente. ¿En qué consistía esta estrategia? En colocar pedazos de cinta adhesiva sobre los huecos, cinta que hacía las veces de los cuadraditos extraídos (se entiende que es mucha información en pocas dimensiones, pero no tenemos registro más amplio de la época; puede revisar la imagen anterior para mayor comprensión). Así, el adolescente podía grabar su canción preferida de la radio* -esa que aún no había salido a la venta- sobre un concierto de canciones de cuna, o el que no tenía plata para comprar la nueva obra de su artista favorito podía grabarla de alguien que ya la tuviera. Podemos encontrar en estas prácticas el origen de la piratería.

*En otro volumen se hará una investigación exhaustiva con posterior explicación del dispositivo radio>>

"Aunque me fuercen, yo nunca voy a decir que todo tiempo, por pasado, fue mejor" (Spinetta)

"Los jóvenes de hoy en día ya no distinguen el mal del bien" (Les Luthiers)

miércoles, 11 de julio de 2012

Un par de tijeras opacas bajo una luz amarilla


 You are my sweetest downfall,
I loved you first,
I loved you first.
Beneath the sheets of paper lies my truth…

Regina Spektor - Samson

La historia no puede comprender a todos. A algunos les toca de inmediato. A otros, pasado un siglo. A otros nunca los va a comprender nadie.

Siempre va a ser así; siempre habrá en la historia vencedores y derrotados, próceres y villanos e incomprendidos eternos.

Tal vez porque comprender sea relativo. Tal vez porque no haga falta que el mundo nos comprenda. Tal vez porque nunca nadie nos pueda terminar de comprender del todo (o sí, pero nadie de este mundo).

Está en el alma del artista ahondar en las vidas y pensar en potencialidades y, tal vez porque sea parte de su esencia, de su sentido o de su condena no ser entendido por completo, pueda llegar más profundo en las almas de los condenados por la historia.

La historia de Sansón y Dalila es, a los ojos de la tradición, una de engaños y seducción y pseudo-amor y traiciones. Una mujer –terrible poder el de la mujer en otras épocas para tentar y corromper- enamora al hombre más fuerte del mundo y descubre el secreto de su fuerza –su pelo- para eliminarlo y entregarlo a los enemigos.

Esa fue la razón por la que Dalila cortó el pelo de su amado. Según la historia.

Pero, de pronto, una música arroja una luz diferente. Cuenta una historia de amor. De caídas elegidas (¿son caídas cuando te hacen feliz?) y de acuerdos en común para eliminar las fuerzas sobrehumanas. Tal vez porque al amor le haga bien la vulnerabilidad de las personas.

Tal vez porque sea más heroico asumir la propia humanidad que desvivirse por proteger lo que nos aleja de lo humano y nos hace superiores.

Quién sabe.

Tal vez los condenados por la historia sean, simplemente, humanos que nadan en su propio barro.

He told me I had done alright
And kissed me ‘til the morning light.


lunes, 7 de mayo de 2012

Barro II

La vieja barre la vereda y los que pasan se ríen porque lo único que no es de tierra en ese lugar es esa vereda que, más que una vereda, es una serie de baldosas semi-pegadas. Y está rodeada de tierra que ahora, como no llueve, está seca, pero, si no, es puro barro, de principio a fin, salvo esa islita de baldosas. Y la vieja se empeña en barrerlas, como si en cinco minutos no fueran a estar tan sucias como ahora. 

Paso por al lado y pienso qué empeñados estamos en sacar el barro de todos los rincones de nuestras vidas. Nos ponemos botas de lluvia para no embarrarnos las zapatillas y los pies y barremos y retamos a los chiquitos cuando saltan fuerte en un charco para ver cómo vuela el agua para todos lados y decimos que alguien "la embarra" cuando arruina algo o se hunde a sí mismo. Nos esforzamos por ser limpios, intachables, por espantar a las moscas, por poner foquitos de luz en los lugares donde no entra el sol y pasar el plumero por los muebles cuando están llenos de tierra y lavar las remeras para que queden blancas y que los demás nos vean y nos pongan en un pedestal porque tenemos una conducta perfecta, brillante, como las cadenitas de metal que nos colgamos en el cuello o los anillos que nos ponemos en los dedos. 

Si no se puede sacar el barro, se mete bajo la alfombra, o se patea al menos para otro lado, se patea lejos.

Sacudimos la tierra de nuestros anteojos para poder mirar mejor a los demás y detectar qué esperan de nosotros y así poder cumplir y agradar a todos y que después nos vean y exclamen entre sí lo limpios que somos, lo relucientes.

Y, de golpe, un día, sin querer o tal vez queriendo pero sin saberlo, pisamos un charquito y creemos que no es nada, pero nuestro pie empieza a hundirse y eso más que barro parece arena movediza, y de golpe, todo nuestro cuerpo se embarra y los que pasan por al lado nuestro se horrorizan.

¡Barro! ¡Barro! ¡Más barro!




Dicen que, cuando Dios creó al hombre, lo hizo de barro y sopló sobre él para darle vida.

Entonces no entiendo por qué nos miramos raro, nos horrorizamos y nos hacemos los desentendidos y nos desilusionamos cuando encontramos nuestro barro o el barro de otro. Si estamos hechos de eso... Es una pregunta. 

Al menos hoy, al menos yo, en el barro encuentro ese soplo, encuentro luz y, sobre todo, verdad. Mucha verdad, mi verdad más honda. Y dicen que la verdad es lo que nos hace libres.

domingo, 8 de abril de 2012

Vértigo II

Pensándolo bien.
Porque a veces tengo respuestas un poco retardadas.
Está bueno pelearse un poco con uno mismo.

O no.
No me saques el vértigo.
Ayudame a vivir con el vértigo.

Sí. Eso.

Una vida llena de vértigo, de buen vértigo, no está nada mal. 

Pero que no me pese.
Eso.
Porque al fin y al cabo la vida es eso. 
Puro, puro vértigo.

Que podamos convivir. 
El vértigo y yo.
Y la montaña.

Laguna Jakob, Bariloche

viernes, 6 de abril de 2012

Vértigo

Las montañas son difíciles de sacar. Qué difíciles, imposibles. Estuvieron ahí por millones de años y, si la geografía no se equivoca, les quedan al menos unos miles de años más y lo más probable es que mañana cuando me despierte sigan estando. Eso les expliqué el otro día a mis alumnos: los cambios en la tierra son lentos, tienen otros tiempos, no es que yo mañana me despierto y ¡oh! descubro una montaña. Algunos chicos se rieron cuando hice el gesto de ¡oh!. 

Además para qué querés sacar una montaña. No hay nada más lindo que un sendero entre los árboles, no hay nada más impactante que la vista desde una cima. Obvio que cansa escalarla, en un punto te duelen los músculos y siempre está el riesgo de caer. No son simples las subidas a las montañas y menos, menos, las caídas. 

Pero siempre arriba o al otro lado, si se trata de cruzar, te espera algo que te deja sin aire.

El problema es que muchas veces el hecho simple de ver la montaña te causa vértigo.

Por eso no pido que me saques la montaña. Porque no se puede. Y, aunque se pudiera, no sé si querría. Qué se yo. Perder todo lo que ella trae sólo para aliviar ese mareo, ese miedo a caer, esa sensación de malestar en la altura... No. Si estás, dondequiera que estés y quienquiera que seas, no te pido que me saques la montaña. Te pido que me ayudes a sacarme este vértigo.  

Vamos a darle crédito a quien me inspiró a escribir hoy:

(Por Liniers)

jueves, 5 de abril de 2012

Cantar

Por cantar. A los gritos. Tu canción preferida. En medio de la 9 de Julio.
Nadie va a quejarse de tu voz; los ruidos de la calle son el refugio perfecto.
Y, por un microsegundo, vas a sentir que tenés alas. 

jueves, 29 de marzo de 2012

Una y otra y otra

Capaz era para que alguien las tomara y las hiciera suyas. O para escaparse del mundo por un rato. Capaz era para vivir vidas que no le correspondían. O para divertirse. O para soltar cosas que de otra manera no soltaba.

Qué se yo.

Ella tejía historias. 

viernes, 9 de marzo de 2012

Más Brunildito inédito

Otra reflexión del cajón de Brunildito. Más vieja aún. Te las tenías guardadas, eh...

Sospecha

Al principio, creo que es una mosca. Intento espantarla, pero no se mueve. Parece una burbuja en mi oído. Es una sospecha que crece y crece a medida que pasan los segundos. No es una certeza. Sé muy bien que las certezas no flotan cerca del oído, sino que descansan en el pecho. Esto es, de acá a la China, una sospecha que se agranda de manera ininterrumpida.

Las sospechas piden distintas cosas. Te pueden pedir más agua de un pozo del que no podés sacar nada más. Te pueden pedir que muevas las piezas del juego en una dirección que no está permitida. Te pueden pedir que reviertas una ley de la naturaleza (cuando alguien lo haga, por favor que me avise; no conozco a nadie que lo haya logrado). 

A mí, la burbuja me pide que salte. Pero no estoy seguro de que sea una buena idea. 

Menos mal que al final la escuchaste. No te podías hacer el sordo para siempre. 
Y no podías soportar por tanto tiempo que la maldita te perforara el oído. 

miércoles, 7 de marzo de 2012

Brunildito inédito

Encontré por ahí un par de reflexiones viejas de Brunildito con toda esta historia de la pared. Me dio permiso para publicarlas. Pero no todas juntas, dijo. 

Tal vez, una puerta

Antes miraba hacia arriba y veía cientos de nubes grises. Con el tiempo, me fui dando cuenta de que, en realidad, aquello no eran nubes, sino escalones. Claro: el cemento los hacía grises y el hecho de estar arriba hacía que parecieran nubes. Pero, entre todos, conformaron una escalera que me fue llevando a donde hoy estoy parado. Y es un buen lugar. Bastante bueno. Algunas cosas que en pasado pesaban o dolían me llevaron a ser como soy hoy. Valieron la pena, no eran nubarrones como creía.

¿Puede ser que con muchos de mis problemas de hoy pase lo mismo?

¿Puede ser que lo que hoy veo como una pared sea, en realidad, una puerta? Una puerta al país de las maravillas... que siempre estuvo abierta para mí... pero nunca me di cuenta. 

Me da escalofríos pensar. Que el país de las maravillas puede estar al alcance de mi mano. 

lunes, 5 de marzo de 2012

De más allá IX: Cosas que te pueden pasar en un aeropuerto

Los hechos y/o personajes del siguiente fragmento pertenecen a la realidad. Cualquier semejanza con la ficción es pura coincidencia. 

Madrid. 16 de diciembre, tres de la tarde. A las cinco sale tu avión a Buenos Aires con escala en New York. Todo tan top. Llegás al mostrador de... vamos a llamarla "Aerolínea X" para no desacreditar a nadie. Entregás tu pasaporte, todo muy normal y corriente, te dan la tarjeta de embarque, sólo una, te dicen que en la escala tenés que pedir la otra, la del segundo vuelo, porque Aerolínea X tiene un convenio con Aerolínea Y. Le recordás a la mujer del mostrador que tenés sólo tres horas de escala durante las cuales tenés que hacer migraciones más ahora el trámite de la tarjeta de embarque más volver a despachar la valija más las típicas corridas de último momento, y la mujer te tranquiliza: no va a haber ningún problema. Subís entonces al avión y descansás después de una maratón de tres días con aproximadamente cinco horas de sueño en total. 

Como es costumbre en Aerolínea X, llegás a New York una hora más tarde de lo previsto  y ves en la pantalla que tu próximo vuelo a Buenos Aires se adelantó una hora. Genial, pensás, tres menos dos uno: tenés sólo una hora para hacer migraciones, el trámite de la maldita tarjeta de embarque que no te dieron en Madrid y las habituales corridas, bla. Hablás con un asistente de tu pequeño problema de tiempo y, de manera muy amable, te hace pasar de inmediato a la cabinita de migraciones. Mostrás, como corresponde, tu pasaporte y tu visa, tenés cartas, seguro médico, todo en orden por si acaso. Muy tranquilo, el tipo de la cabinita te dice que vas a tener que esperar un poco... un problemita con tu nombre. Oh no, pensás, esta historia ya la conozco.

Te acompañan a un sector del aeropuerto que tiene un cartel que dice "Detention of people, objects..." y algunas cosas más que no vienen al caso. Es como una sala de espera, todas sillas en fila, todo en colores grises. Frente a las sillas, un mostrador. Te dicen que te sientes, ya te van a llamar. La sala no está muy concurrida: sólo vos y un tipo con pinta de hindú maltratado. Te sentás. El policía en el mostrador te mira. Está serio, pero por sus ojos parece que se riera. Estás impaciente, mirás el reloj, podrías asustarte un poco por el lugar en el que estás, pero más te asusta perder el vuelo y quedarte varada en el JFK en época de fiestas. Casi, casi como La Terminal.

Al fin te llama el tipo, no sabés si te está burlando o si habla en serio. Te dice que hay un tema con tu nombre, sí, ya lo sabés, ya te lo dijeron, te pregunta si es la primera vez que te pasa y le decís que no, que ya tuviste problemas cuando tenías quince -¡quince!-, pero que creías que ya se había solucionado. No, te dice el tipo, parece que no se solucionó, hay una persona con tu nombre en la no-fly list que es una lista de personas de interés para el gobierno de este país. Le decís que no sos vos, que tenés un nombre muy común y que si no existe una forma de marcar que no sos para que esto no vuelva a pasarte. Después de un rato te dice que por ahora está solucionado, pero no te promete nada para próximos vuelos. Terminás casi mejor amiga del policía y te despedís de él corriendo. Porque te queda máximo media hora y tu avión, más vale, sale desde la terminal de al lado.

Atravesás el aeropuerto, volvés a despachar tu valija y llegás al mostrador de Aerolínea Y. Le explicás a a mujer el lío de la tarjeta de embarque y te pide tu pasaporte. Tarda mucho en la computadora. Como en la escena del aeropuerto en La Familia de mi Novia; tipea, tipea, no te dice nada. Le preguntás si hay algún problema -por favor, otro no- y te responde que sí. Que no figura tu nombre. Ya perdiendo un poco la compostura le decís que no puede ser, que se fije bien. Tipea, tipea, tipea. Aparece como que tenés el check-in hecho. El vuelo está cerrado. No puede darte la tarjeta de embarque y no podés subirte a ese avión.

Vuelo cerrado. Vuelo cerrado. Vuelo cerrado.

Por favor, señora, suplicás, todo en inglés, por supuesto, porque no vayas a pedirles a esos tipitos que hablen en castellano. Por favor, ya tuve muchos problemas por errores que no tienen que ver conmigo.
Sí, nena, pero no se trata de por favor. El vuelo ya está cerrado.
¡Necesito volver a Buenos Aires! ¡Tengo un casamiento!
Tranquila...
¡NO! ¡NO ME TRANQUILIZO NADA! ¡DEME MI TARJETA DE EMBARQUE! 


Al final la mujer se apiada de vos o no te soporta más, te entrega una tarjeta de embarque y te dice que corras. Corrés con una velocidad inédita para vos. En el camino, por supuesto, no todo iba a ser tan fácil: se te rompe una de las tiras de la cartera, se te cae el tapado. Llegás a la puerta de embarque a punto de tener un paro cardíaco y leés en la pantallita lo peor que podés leer en una puerta de embarque: BOARDING CLOSED. Eso nomás. La puerta por la que se va al avión está cerrada. No pensás, porque si hubieras pensado claramente no habrías hecho lo que estás haciendo. Porque estás abriendo la puerta. Enseguida empieza a sonar una alarma que se escucha por todo el aeropuerto. Llega un guardia: ¿qué hace acá, señorita? Hay básicamente dos opciones de desenlace: o te detienen, ahora sí por propio mérito, o te dejan subir. Con la respiración entrecortada, le decís lo primero que te sale (no entendés cómo podés seguir hablando inglés en ese nivel de excitación): TENGO-QUE-SUBIRME-A-ESE-AVIÓN-¡AHORA! El guardia te dice que esperes y corre al avión. La alarma sigue sonando y enseguida llega otro. La misma historia, le explicás que hay un tipo... que fue a hablar... porque tenés... que subir... Te mira desconcertado. Vuelve el primero. ¡Ya! ¡Corré! Subís al avión y te das cuenta de la cara desastrosa que tenés por cómo te miran los pasajeros. Te sentás al lado de un viejito divino, de Lobos. Llorás en silencio.

Ya está. Ahora podés dormir tranquila. Que tu familia no sepa nada de vos, cuándo llegás, a qué hora, en qué aerolínea, es lo de menos. Al menos vas a llegar a Argentina. Si el avión no se cae en el camino -lo que ya no te importa demasiado.

Llegás a Ezeiza a la mañana siguiente. Mandás un mensaje de texto desde el avión (niños, no intenten esto en sus casas) apenas tenés señal, para avisar que estás bien y que estás aterrizando. Por suerte, tu familia es previsora y está ahí esperándote hace rato. Bajás del avión, vas a la parte donde se reciben las valijas. Ves cómo la cinta gira una, dos, trece veces y no aparece tu valija. Esperás un poco y como aún no hay señal, te acercás a un tipo que está por ahí y tiene pinta de saber. Le preguntás si ya se terminó la tanda de valijas. Te responde que sí. Respirás hondo, ya no tenés fuerza para preocuparte. ¿Dónde se hace el reclamo? Te encontrás con otra mujer en otro mostrador y ya no tenés esperanza de que te ayude. Tipea, tipea, lo de siempre. Tu valija se quedó en Nueva York.

Sí. Era de esperar.

Cruzás la parte de migraciones; toda tu familia te espera al otro lado, están emocionadísimos. Hace dos meses que no te ven, dos meses que implicaron una de las experiencias más lindas de tu vida. Llegás, le das un abrazo a tu mamá y te ponés a llorar.

Qué linda la nena. Qué bien la pasó en Europa. 

miércoles, 22 de febrero de 2012

Las maravillosas aventuras de la Mano Invisible de Smith

HOY: La Mano Invisible en el subte










Después de leer economía por un rato, sólo se me ocurren chistes malos como este.

Perdón, mi cabeza está quemada. Es lo que hay.

viernes, 10 de febrero de 2012

Love triangle

El siguiente diálogo de una pareja en un banco de plaza pertenece a la ficción… Cualquier semejanza con la realidad puede no ser una mera coincidencia.

-En dos años podríamos viajar, ¿no?, a París, o algún lugar así.
-Sí, estaría bueno…
-Bah, si para ese momento no estás casado con una rubia y tenés cinco hijitos alemanes correteando por ahí.
-Que me ayude a elevar la raza…
-Y que sea más práctica y más ordenada…
-No, eso sería aburrido.
-Y menos chueca.
-Mhm, empieza a gustarme. Y con menos frizz.
-Y con los dientes derechitos.
-Ya está, creo que me estoy enamorando.
-Es un buen partido el que te estoy ofreciendo…
-Mhm, parece competencia. Hay que eliminarla.
-Sería muy paranoica.
-Dejá de ofrecerme esas cosas, porque un día puede interesarme la oferta y sanseacabó, no me ves más.
-Esto está empezando a sonar serio, así que mejor dejo de delirar. Aunque no existe ella. La creé yo.
-Pero es mía.
-Es una hipóte ¡¿qué?! ¡¿Ahora es tuya?!
-Es que le caí muy bien y bueno… pasó.
-…
-Al principio intenté resistir, pero una cosa llevó a la otra…
-Ya está, voy a buscar el cuchillo.
-¡No! ¡No le hagas nada!
-Y a cada uno de tus cinco alemancitos en la licuadora los voy a meter.
-¡Asesina!
-La voy a internar en la selva tropical a ver si aguanta su pelo sin frizz.
-Aguanta, se hizo la permanente…
-No me importa, a nadie le aguanta la permanente en la selva tropical… ¡Y con pirañas! ¡Qué divertido va a ser!
-No vas a lograrlo. Me voy a poner en el medio, como un escudo.
-Le voy a torcer los dientes con una pinza… voy a llenar el piso de brasas para que no le quede otra que andar chueca…
-¡No voy a permitir que te interpongas entre Norma y yo!
-Ah, perfecto, ¿ahora se llama Norma?
-Sí, y vamos a casarnos. Y vamos a irnos de luna de miel a París.
-A Norma no le gusta París. Le tiene fobia a la Torre Eiffel.
-¿Ah, sí?
-Sí, y dice que Montmartre es su barrio menos preferido de todo el mundo. Prefiere Mar de Ajó antes que Montmartre.
-¡¿De verdad?!

-Sí, y para ser una hipótesis, Norma tiene una voz bastante chillona. Es histérica, tan histérica… Y su hobbie preferido es hacer papel picado con tiras de fílmico. Es tan típico de las hipótesis
-¡¡¿En serio?!! No puedo creer cómo me traicionó. Norma, yo te quería…
-…
-Che, qué pelo divertido tenés. Me hace acordar a los personajes de Tim Burton.
-¿Eso es bueno?
-Muy bueno, además tenés un andar particular. Como sinuoso.
-Andá…

jueves, 9 de febrero de 2012

Hasta siempre, flaco

Qué habría pasado si...

...la mujer del sombrero se hubiera animado. 

Habría conocido el delirio y el polvo, habría ganado una bella locura, su breve cintura debajo de él. Habría ganado su forma de amar, la huella de él en su mar. 

Lo habría hallado. 

Habría escrito una historia.

Lo habría hecho reír. O llorar, pero desde adentro. Ese llanto que surge de la alegría profunda, o de la impotencia ante lo grande, o de la maravilla.

¿Por qué huyó, señora, como una gaviota? ¿No se dio cuenta de lo que se estaba perdiendo?

"UN CUADRO DEL VIEJO CHAGALL"

Mis licencias a Silvio. Pero siempre me generó una inquietud grande esa mujer. Mucha empatía, algo de pena. 

"La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes"

miércoles, 8 de febrero de 2012

I was happy in my harbour when you cut me loose...

La vida.
O, mejor dicho, mi vida.
Mi vida últimamente.
¿O siempre?


Nota de mi ex-profesora de matemática al respecto:
"Señorita, eso no es una función"

Nota del velerito al respecto:
"Señorita, déjeme tranquilo"

Nota de mi Señora Vida:
"Muajajajajaja"

martes, 7 de febrero de 2012

Ironías de la vida

#1

Para solucionar los problemas de la conexión a Internet, la computadora me pide que use el soporte técnico en línea...

lunes, 6 de febrero de 2012

El camino

Iba por un camino en el medio del campo. Llevaba una mochila nueva con cosas nuevas adentro. Ropa nueva, mi pelo algo más corto. Tenía la voz ligeramente más grave y algunas barreras levantadas, barreras que en un tiempo habían sido fundamentales. 

En eso me crucé con un hombre ya viejo que me sonrió y me llamó por mi nombre. Le pregunté cómo me había reconocido y me dijo que por el camino. Le dije que, en realidad, ese camino era nuevo para mí, que en general la gente me reconocía por aquel otro camino que había andado una vez; que venía de otra parte, que ya ni estaba segura de ser yo. Que, por momentos, me miraba al espejo y no me reconocía. Que, tal vez, ahora me tocaba ser otra. El viejo volvió a sonreír y me hizo mirar hacia adelante. Me preguntó si sabía qué se aproximaba. Le respondí que no, que podían aproximarse muchas cosas, que cómo iba a saber.
-Muy bien -siguió -ahora decime en qué punto vas a estar parada en dos días, y en seis meses, y en un año, y en cuarenta y cinco minutos. ¿Va a ser el mismo lugar?
Le respondí que tampoco sabía. Podía imaginarme, era puro apostar. Pero suponía que iba a ser otro punto del camino, distinto. 
-¿Eso va a estar mal?
-No -me pareció rara la pregunta -, ¿cómo va a estar mal? Esa es la esencia de los caminos; son para andarlos y para avanzar, para llegar a nuevos lugares.
El tipo asintió y sonrió de nuevo. A continuación, me hizo mirar hacia atrás. Me preguntó cómo había llegado a ese lugar, si había caído del cielo, si algún camión o tractor o máquina gigante había borrado el camino o si podía indicarle por dónde había venido. Le dije que por supuesto que por algún camino había venido y le indiqué más o menos cómo había sido la caminata hasta aquel campo. El viejo me dijo que se la estaba haciendo muy fácil. Me hizo una última pregunta:
-¿Ese camino cambió? ¿Desapareció? ¿Podés decir o pueden decirte que no lo caminaste?
Me reí y le dije que no. Que si yo estaba ahí en ese momento era porque había habido un camino anterior y eso no cambiaba. Podía bifurcarse hacia adelante, podían aparecer paisajes nuevos, pero hacia atrás el camino seguía siendo el mismo. 

Se quedó callado unos minutos. Me parecieron horas. No sabía si quedarme o irme.

Cuando habló, le cambió el tono de voz. Antes preguntaba como jugando, ahora era más grave pero conservaba cierta dulzura:
-¿Entonces cómo podés ser otra? Vos misma lo dijiste. Si fuera así, no habrías andado el camino que acabás de describirme. Te habrías materializado de repente, pero no. Lo recordás a la perfección, sos vos la que vino caminando, ¿entonces, si sos vos, cómo podés ser otra? Podés tener otra ropa u otro pelo, podés haber cambiado la voz, pero no podés negar la tierra que pisaste ni los árboles que viste, eso no cambia. Sos vos, sólo que parada en otro lugar. Y tan verdadero como que dejaste tu huella en los lugares por los que estuviste es que esos lugares imprimieron su huella en vos. Eso es así ahora y para siempre, no intentes negarlo, no dejes que lo nieguen. El camino te hizo y vos hiciste al camino y dicen algunos que lo hecho hecho está. Podés olvidarlo, pero no podés ni pueden sacarte el camino de encima. Y ahora estás en otro lado. Seguís imprimiendo huellas, siguen imprimiéndose los paisajes en vos. Así es y va a ser hasta el final del tiempo. No sos otra. Simplemente sos una persona que camina. 


Y que camina junto a otros. 

sábado, 28 de enero de 2012

Sistemas

Los sistemas y las teorías que los destruyen y construyen otros nuevos son útiles para definir cómo se sigue adelante en una sociedad en la que las personas se olvidaron de mirar a los ojos a quienes caminan, viven, trabajan a su lado. Porque cuando mirás en serio a los ojos a alguien, cuando lo escuchás hablar de sus sueños y sus dolores más profundos, de las cosas que más lo llenan en la vida, de sus vacíos más grandes, ahí entendés toda su humanidad y no necesitás de un cuerpo teórico y una decena de conceptos para pensar, por ejemplo, en la libertad o en la justicia o en la dignidad. 

Pero cada vez miramos menos a los ojos. Entonces cada vez necesitamos más teorías, más leyes, más conceptos, más sistemas.

Arte moderno

Malevich pintó una vez un cuadrado blanco sobre un fondo blanco. Complejo. Tras revolver mi gloriosa carpeta en la computadora, encuentro esto otro. Más complejo:

"-Verano y esclavo no riman.
-¡¿Qué no?! Depende de cómo lo digas…
-Poesía mediocre.
-Poesía experimental.
-Así le dicen ahora…
-Es arte, no la encasilles, ¡periodista y crítica mediocre!
-Pongo una papa en el Malba y...
-Es unaS BOLSAS de papas, sino no es arte. Una sola es pobre
-No entendés nada, ¿ves? Quiero representar la austeridad como virtud y la soledad de la diferencia… cuando dicen “está más solo que una papa”… ¿nunca escuchaste?
-Y es que no importa que digan que está trillado…

 “cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?
 cheu vos podes llamar a celulares desde el tel de tu casa?”

(es una obra, se llama: Capitalismo)"

Una vez, en un taller de escritura, una compañera dijo: "Arte moderno, instantáneo como las sopas".

"Cuadrado blanco sobre fondo blanco", de Kazemir Malevich

La sopa también es una obra de arte moderno gracias a nuestro buen amigo Warhol

martes, 24 de enero de 2012

Cosas que hacés mientras tenés insomnio

Leés algunos capítulos de la autobiografía de Gandhi.
Preparás limonada.
Escuchás música que te gusta.
Buscás un apunte que no tocás hace tres meses.
Tomás decisiones estúpidas, como no viajar y quedarte estudiando.
Escribís.
Te das una ducha.
Apoyás la cabeza en la almohada.
Te ponés nerviosa/o.
Transpirás.
Rezás.
Tocás la guitarra en el volumen más bajo posible, para no despertar a nadie.
Te hacés una trenza.
Mirás la hora.
Mirás el pronóstico del tiempo para mañana -técnicamente, dentro de unas horas-.
Pensás en personas
Apoyás la cabeza sobre la almohada y pensás que esta vez sí, esta vez te vas a dormir.

¡Feliz 24 de enero a las seis de la mañana! Que el insomnio les sea leve o, si no, productivo.

viernes, 20 de enero de 2012

Hoy me gustó

Hay frases que no te dicen nada hasta un momento. "Que sea lo que sea". Cada vez que escuchaba esta canción, pensaba: no. Que sea lo que hagamos que sea. 

Hoy, en cambio, me gustó. Pensé que tiene mucha verdad y que "que sea lo que sea" en un punto no se contradice con "que sea lo que hagamos que sea". Yo pongo mi moneda... que el mundo ponga el resto. Yo suelto mi canción... 



Ya estoy en la mitad de esta carretera,
tantas encrucijadas quedan detrás,
ya está en el aire girando mi moneda
y que sea lo que sea.

Todos los altibajos de la marea,
todos los sarampiones que ya pasé,
yo llevo tu sonrisa como bandera
y que sea lo que sea.

Lo que tenga que ser que sea
y lo que no, por algo será,
no creo en la eternidad de las peleas
ni en las recetas de la felicidad.

Cuando pasen recibo mis primaveras
y la suerte esté echada a descansar
yo miraré tu foto en mi billetera
y que sea lo que sea.

El que quiera creer que crea
y el que no su razón tendrá
yo suelto mi canción en la ventolera
y que la escuche quien la quiera escuchar.

Ya está en el aire girando mi moneda
y que sea lo que sea. 

lunes, 16 de enero de 2012

Gente rara

Hay gente rara en el mundo, eh... Son como plaga. 

Llego a un bar en pleno Buenos Aires, no digo la dirección para no desacreditarlo, pero no es cualquier cosa. Es un bar-bar, de esos en los que podés tomar lo que quieras porque lo tienen, y si no lo tienen, te lo preparan. Esos en los que te atiende un mozo con camisa y chalequito, que hace lo que quiere con los platos y las tazas, tanta cancha tiene para manejar todo eso, tan argentino, pensás, hasta que vas a Roma y te das cuenta de que todos los mozos ahí son iguales, entonces ahora cada vez que vas a uno de esos bares pensás "tan italiano". En fin. 

Llego al bar, me siento, hay un diario de hoy, pero de hoy a la mañana, y hoy en día, con internet y la radio y esas cosas, ya el diario dejó de ser cosa de último momento, las noticias de hace dos horas ya son viejas. Así que ni me gasto en mirarlo. No me dan ganas, tan ansiosa estoy por tomar lo que vengo a tomar. Llega el mozo de chalequito que aparenta haber pasado los cincuenta hace rato, todo tan típico, trae la carta en la mano, pero antes de dármela me pregunta si ya sé lo que voy a pedir. Le digo que sí, que sé. Que si me puede traer un poquito de normalidad, por favor. 

El mozo se queda duro. Tarda unos segundos en reaccionar y vuelve a preguntarme: ¿qué quiere tomar? Un poco de normalidad, le repito, y repito el porfavor. El tipo me mira un rato sin decir nada. Levanta el diario de la mesa, le pasa un trapo y no vuelve más. Espero un poco a ver si me trae la normalidad en vaso o en copa, con hielo o sin, pero no sé cuál es el problema del tipo, porque no vuelve más. Tal vez venga otro mozo, tal vez ese venía directo de Italia y no entendía español. Pero no. Parece como si, de golpe, me hubiera esfumado del bar. Hay gente rara en el mundo, sin duda.

Me levanto preguntándome si no será que la venden en kiosco a la normalidad. Me está costando encontrarla. Creo que es como las monedas en su momento. Hoy cotiza alto. 

sábado, 7 de enero de 2012

De más allá VIII (con delay)

Una piedra con una propuesta escrita; una propuesta para el más acá.

Dice "imagina".

Se puede imaginar de muchas formas. Imaginar con la mente, soñar, escribir un cuento, crear un teorema. Volar, pensar en opciones, tejer historias inofensivas justamente por eso, porque son imaginarias.

Pero también se puede imaginar con el cuerpo. Con la vida. También se puede volar de manera menos inofensiva, volar en el hoy, materializar esas opciones y posibilidades, llevarse una de las historias bajo el brazo para ver si se puede hacer realidad. 

Imaginar de esa forma es difícil. Pero dicen los que lo logran, cada tanto, que en esos momentos sentís una libertad inmensa. Sentís que sos capaz de cualquier cosa. Estás lleno, tan lleno que no podés concebir la idea de que haya algo más dentro tuyo.

Voy a guardar esa piedrita en algún lugar donde pueda verla seguido, pero no tanto como para acostumbrarme. Que, cada tanto, me agarre por sorpresa la invitación a imaginar. 

viernes, 6 de enero de 2012

Síntomas

¿Cuál es el mayor síntoma de que algo no anda bien?

Irse a dormir con sol más que frecuentemente; 
Comerse tres platos de carne a las seis de la mañana;
Ponerse a escribir largo y tendido a las seis y media, con sol y después de tres platos de carne;
No parar de pensar en el país de las maravillas de Brunildito y en que menos mal que saltó;
Publicar todo esto en un blog, como si hubiera alguien que pudiera descifrarlo.

Es que sí. Tal vez haya alguien que pueda descifrarlo.
Es que sí. Tal vez sean síntomas de que hay algo que sí anda bien. 

jueves, 5 de enero de 2012

Por si no quedó claro...

...Brunildito saltó. Y no se imaginan. No se imaginan lo increíble que es el país de las maravillas.

Pero van a tener que imaginárselo. Porque Brunildito está demasiado concentrado descubriendo tremendo mundo como para contar nada. Ahí lo veo nadando hacia el horizonte... ahí corre... se me escapa...

martes, 3 de enero de 2012

El balance

La locura del momento en que te ponés a revisar el año, típico rito cuando se acerca el 31 de diciembre, y pensás que no podés tomarlo aislado, que necesitás mirar un poco más atrás, el año anterior... Pero el anterior tampoco puede ir solo, está encadenado al que lo precedía... Entonces pensás que en tres años se condensan las vivencias de toda una vida. Tantos sacudones, tanto barro, tanta luz, tanto, tanto, tanto aprendizaje, tanto CRECIMIENTO, en mayúscula y con todas las letras. Y no se te ocurre cómo puede seguir la vida después de todo eso. No se te ocurre, por momentos te ahoga, te asusta. 

Por suerte quedan muchos hilitos por seguir tejiendo. ¿Por suerte? hay mucho más barro por el que seguir caminando. A la fuerza. A los tropezones. Pero queda camino. Tal vez la vida te dé un respiro. Pero no, cada vez te convencés más de que tu vida no funciona así. 

Y te gusta. Empezás a quererla.