jueves, 30 de junio de 2011

Nuevas aventuras de Brunildito

Brunildito lee una novela que compró en la calle Corrientes

"Y, con ese simple sándwich de queso, Rigoberto supo que era feliz"

Pavadas, piensa Brunildito, puras patrañas. ¿Cómo va a ser feliz Rigoberto sólo a partir de un sándwich de queso? Qué ingenuidad... ¿No sabe él que detrás de ese sándwich hay todo un mundo de seguridades? Estabilidad emocional, buen promedio académico, buen estado físico, autoestima a una altura promedio, posibilidad de viajar, popularidad, un trabajo gratificante...

Así cualquiera se come un sándwich de queso y es feliz.

Lo quiero ver a Rigoberto sobre esta pared, a ver qué tan bravo es. A ver si salta Rigoberto, eh... A ver si, cuando tenga que tomar una decisión existencial que pueda alterar su vida por completo, Rigoberto vive tan campante, con su sándwich de queso y su felicidad express...

miércoles, 29 de junio de 2011

Algunas preocupaciones acerca del lenguaje

Cuando era chiquita estaba obsesionada con la expresión "dicen"... ¡Me parecía tan poco precisa! Dicen que mañana llueve... ¿Quién dice? La gente. ¿Qué gente? ¿Quién te lo dijo? No sé, decime que lo dice el pronóstico, te lo dijo la vecina, un profesor... No "dicen". Me exasperaba un poco la ambigüedad.

O, después, el ladrido del perro. Nosotros decimos guau, los yanquis dicen woof, los catalanes dicen bup bup y los japoneses wan wan. A mí me suena más un roar roar, pero cortito, las erres pronunciadas en inglés y con exclamaciones, ¡roar!, porque un rooaaaarrr largo es más un rugido que un ladrido, ¿no?

Para terminar, manteniendo el clima semiológico, un dato curioso. ¿El futuro queda hacia adelante o hacia atrás? Obviamente, para nosotros está adelante, es lo que nos queda por caminar, ¿no? En otra cultura, el futuro es atrás, porque es todo lo que no podemos ver todavía.




sábado, 25 de junio de 2011

Star, star, teach me how to shine, shine

Cuando conociste la cima de la montaña y viste algo desde arriba, una luz, un paisaje, algo que no habías visto nunca y te marcó para siempre, y te toca después estar abajo, más cerca de la base, o en otra montaña, quién sabe, pero ya no en la cima, al menos no en la cima de esa misma montaña, es bueno que haya una estrella o el recuerdo del resplandor de la nieve para que sigas caminando y para que entiendas que, aún así, sigue valiendo la pena.


'Cause I don't understand these people 
Who say the hill's too steep
Well they talk and talk forever 
But they just never climb

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Breathing in the night
There's nothing else I'm needing now,
The wind is at my side
And so are you,
And together we will rise

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(Dos bellos fragmentos de dos bellas canciones de The Frames)

jueves, 23 de junio de 2011

Cómo ser feliz en tres pasos

Hoy: Cómo ser feliz un jueves después de semanas y semanas de facultad y trabajo intensos

1) Tirarse en la cama después del trabajo y hacer nada hasta quedarte dormido
2) Dormir 6 horas de siesta
3) Despertarte y que haya carne al horno con papas

miércoles, 22 de junio de 2011

Diálogos

Charla conmigo misma mientras preparaba café, hace cinco minutos (se puso intensa):

-Qué bueno que tengamos trapos para limpiar la mesada. ¿Cuándo se habrán inventado? En la Edad Media capaz no tenían de estos trapos amarillos... ¡Todos son amarillos! Trapo de limpiar la mesada igual amarillo. ¿Por qué? ¿Desde cuándo habrá estandarizado la sociedad que el trapo ese finito, tipo paño, es amarillo? ¿Desde cuándo los habitantes de este mundo somos capaces de asociar casi inconscientemente trapo amarillo con limpiar la cocina? ¿Por qué tiene que ser amarillo? ¡¿Por qué no puedo fabricar un trapo del color que se me antoje?!
-Podés hacer lo que quieras. Las compañías vaya a saber por qué eligieron empezar a hacerlos amarillos... Quién sabe si en la Edad Media, o cuándo... ¿Qué importa? Es cómodo, nos resulta cómodo, porque si necesitamos algo con que limpiar la mesada sabemos que vamos al supermercado y compramos un trapo amarillo y listo el pollo. Pero da lo mismo qué color usás. Si preferís fabricar un trapo azul o verde o naranja, perfecto, podés limpiar con eso y te aseguro que limpia igual de bien, eh... Si te sentís más libre, menos atado por las convenciones de la sociedad, perfecto, podés limpiar la mesada también con una remera, o una media. Si eso te hace ser más vos y menos autómata...
-Creo que tengo que leer menos Nietzsche.

lunes, 20 de junio de 2011

Reglas básicas para andar en remis

Hola. Hasta O'Higgins y Santa Fe. Sí tal cual. No, no para de llover desde hace como tres días... Terrible. Dicen que hasta el fin de semana sigue así, aunque uno con el pronóstico nunca sabe... No. Sí, loquísimo. La semana pasada casi treinta grados y hoy tenemos que andar con bufanda. ¡La verdad! Tal cual, yo ya no sé ni cómo salir de casa. Por las dudas, sí. Claro, está cambiando mucho el clima. Parece, ¿no? El calentamiento global. Tal cual, es que, pobre, como venimos tratando a la tierra... ¿Dice? Puede ser... Y en Japón también. Sí, Chile, Haití, Japón, el volcán... Tal cual, en muy poco tiempo. ¿Dice? No sé, hay temas que se ponen un poco de moda... claro, como la gripe porcina. Y qué se yo, con el tema de los medios... No sé, eh, no sé a quién creerle. Para mí que sí... la reeligen. Es cantado. ¡Una mezcla...! No, no se puede confiar en nadie. ¿De verdad? ¿Usted dice que se acaba el mundo? Veintidós de diciembre escuché yo. Sí. De 2012. Nos queda un año y medio. Una fiesta va a haber la noche anterior... Es acá. Primer portón, mano derecha. ¿Cuánto es? Gracias a usted, que tenga un buen día. 

sábado, 18 de junio de 2011

"The little cracks they escalated..."

La gelifracción o gelivación es un proceso consistente en la fragmentación de las almas debido a las tensiones producidas al congelarse el agua contenida sus grietas. El agua de lluvia o deshielo se introduce en las fisuras del alma. Si la temperatura desciende por debajo de los cero grados, el agua al solidificarse aumenta su volumen un 9%, presionando las paredes y aumentando las grietas. El destino es inevitable.

"...before we knew it was too late"


jueves, 16 de junio de 2011

Lo bueno...

...es que la vida siempre te sigue sorprendiendo. Siempre. Creés que ya está, pero nunca está. Como en las películas de terror, siempre hay un susto más.

Por suerte no son sólo sustos.

¡Aguante la vida!

martes, 14 de junio de 2011

Los ojos de alguien que ve el mundo por primera vez,
La sabiduría de alguien que vivió cien años.

viernes, 10 de junio de 2011

Lo que hacen los pasajeros contra la puerta del subte

Es de público conocimiento que, en el subte, en hora pico, las personas viajamos como vacas. Que aceptamos una cercanía de los cuerpos que no aceptaríamos casi en ninguna otra situación. Si alguien se parara junto a nosotros un domingo en una plaza, digamos, al doble de la distancia corporal que hay entre los pasajeros del subte en hora pico, gritaríamos. Pero la verdad es que en el subte lo aceptamos. Aceptamos viajar como vacas y caminar como vacas y comportarnos como ganado autómata, auto-arriado por los pasillos subterráneos de la ciudad. Lo que muy pocos saben es lo que hacen las personas que quedan, como resultado del acomodamiento de cuerpos a lo tetris, contra la puerta del subte. 

Sí, es todo un mundo, queridos pasajeros, aún por conocer. Contra las puertas del vehículo, entre estación y estación, se arma una especie de corral invisible, una suerte de refugio, como si fuera un rincón (aunque no lo es), que da a los pasajeros la seguridad suficiente como para hacer todo tipo de cosas. Algunos cantan, otros se rascan la nariz o hablan con su amigo invisible o lloran o les tiran besos a las mujeres de las publicidades gráficas. Espían, sigilosos, por sobre sus hombros, para asegurarse de contar con la intimidad necesaria. Y la tienen, salvo por un par de observadores que se sienten atraídos por el enigma de ese mundo (pero son pocos). Así que actúan con libertad... ¡si vieran cuánta libertad!

Así es, querido transeúnte. El espacio contra la puerta del subte pertenece a un mundo misterioso. Lo invito a explorarlo; quizás, alguna vez, podamos escribir algún tratado. 


viernes, 3 de junio de 2011

El día del abrazo

Por un día, nos dieron a los comunes la capacidad de abrazar a los habitantes del cielo. 
Nos dijeron: sólo por hoy. Vayan. Abracen.

Corrí sin frenar, casi no respiré, o no me di cuenta. Corrí hasta encontrarte; no pude verte, sólo nos daban la facultad de abrazar, pero supe perfectamente dónde estabas. Abrí los brazos, respiré hondo, intenté abarcar, en ese aire que entraba en mi cuerpo, todos los abrazos truncos de todos estos meses... Todas las veces que lo quise, las veces que lo necesité. Todos los vacíos en mis manos. Inspiré, me llené de todo eso, lo mantuve, no me animé a largarlo hasta abrazarte del todo, hasta asegurarme de estar toda yo en ese abrazo, toda yo con todo lo que soy ahora y todo lo que vengo siendo desde hace más de un año.

Toda yo estaba, como vos aquella vez. Yo conmovida. Como llorando, descansando en ese abrazo.

Ojalá nos dejaran a nosotros, los comunes, abrazar a los habitantes del cielo más seguido. Es lindo abrazar. No entiendo por qué tienen que sacarnos esa capacidad.

miércoles, 1 de junio de 2011

Constitución Hollywood II

     Una chica se acerca al kiosco de la facultad a comprar un brownie. Son las cinco de la tarde. Lleva en la mano un apunte de una materia difícil de identificar, porque todos tienen la misma carátula: "¿Dónde está Julio López?" o la Cuarta Declaración de la Selva Lacandona ("hermanos, hemos nacido en la noche..."), y un resaltador celeste. Todavía no terminó de hacer su pedido, cuando llega corriendo él, la mira con cara de desesperación y señala el resaltador. Ella se pregunta qué es lo extraordinario del resaltador; ya una chica se lo pidió en el subte, hace cinco minutos. Al principio, piensa que el chico tiene algún tipo de problema, por sus movimientos bruscos y la falta de diálogo. Enseguida se lo da, sin pensar demasiado, y él escribe veloz un número de teléfono sobre una servilleta que prácticamente arranca del servilletero del kiosco. El kiosquero mira. 
     Ahora el chico habla y la chica puede darse cuenta de que él está conversando en un celular.
-Gracias -dice. Y corta. Acto seguido, la mira a ella, le agradece, le devuelve el resaltador y se va corriendo.
     Ella termina de hacer su pedido y paga. El kiosquero le entrega el brownie con una sonrisa cómplice. 
     Ya en la planta baja, mientras lee su apunte con carátula de protesta y devora el brownie, lo ve llegar, todavía con el papelito con los números celestes en la mano, y sentarse a dos mesas de distancia. Deja su lectura por unos minutos y lo mira fijo, espera que él la mire y la reconozca. Él se concentra en su apunte sin levantar la cabeza. Ella piensa que era un buen comienzo para una historia de amor de una película. Una historia compuesta por varias historias entrelazadas cuyo punto común era el kiosco de la facultad.
     El kiosquero piensa que las historias de amor les pasan a todos menos a él. Pero, al menos, va a aparecer en los créditos. Cuando se edite la película.