Los sistemas y las teorías que los destruyen y construyen otros nuevos son útiles para definir cómo se sigue adelante en una sociedad en la que las personas se olvidaron de mirar a los ojos a quienes caminan, viven, trabajan a su lado. Porque cuando mirás en serio a los ojos a alguien, cuando lo escuchás hablar de sus sueños y sus dolores más profundos, de las cosas que más lo llenan en la vida, de sus vacíos más grandes, ahí entendés toda su humanidad y no necesitás de un cuerpo teórico y una decena de conceptos para pensar, por ejemplo, en la libertad o en la justicia o en la dignidad.
Pero cada vez miramos menos a los ojos. Entonces cada vez necesitamos más teorías, más leyes, más conceptos, más sistemas.