miércoles, 22 de febrero de 2012

Las maravillosas aventuras de la Mano Invisible de Smith

HOY: La Mano Invisible en el subte










Después de leer economía por un rato, sólo se me ocurren chistes malos como este.

Perdón, mi cabeza está quemada. Es lo que hay.

viernes, 10 de febrero de 2012

Love triangle

El siguiente diálogo de una pareja en un banco de plaza pertenece a la ficción… Cualquier semejanza con la realidad puede no ser una mera coincidencia.

-En dos años podríamos viajar, ¿no?, a París, o algún lugar así.
-Sí, estaría bueno…
-Bah, si para ese momento no estás casado con una rubia y tenés cinco hijitos alemanes correteando por ahí.
-Que me ayude a elevar la raza…
-Y que sea más práctica y más ordenada…
-No, eso sería aburrido.
-Y menos chueca.
-Mhm, empieza a gustarme. Y con menos frizz.
-Y con los dientes derechitos.
-Ya está, creo que me estoy enamorando.
-Es un buen partido el que te estoy ofreciendo…
-Mhm, parece competencia. Hay que eliminarla.
-Sería muy paranoica.
-Dejá de ofrecerme esas cosas, porque un día puede interesarme la oferta y sanseacabó, no me ves más.
-Esto está empezando a sonar serio, así que mejor dejo de delirar. Aunque no existe ella. La creé yo.
-Pero es mía.
-Es una hipóte ¡¿qué?! ¡¿Ahora es tuya?!
-Es que le caí muy bien y bueno… pasó.
-…
-Al principio intenté resistir, pero una cosa llevó a la otra…
-Ya está, voy a buscar el cuchillo.
-¡No! ¡No le hagas nada!
-Y a cada uno de tus cinco alemancitos en la licuadora los voy a meter.
-¡Asesina!
-La voy a internar en la selva tropical a ver si aguanta su pelo sin frizz.
-Aguanta, se hizo la permanente…
-No me importa, a nadie le aguanta la permanente en la selva tropical… ¡Y con pirañas! ¡Qué divertido va a ser!
-No vas a lograrlo. Me voy a poner en el medio, como un escudo.
-Le voy a torcer los dientes con una pinza… voy a llenar el piso de brasas para que no le quede otra que andar chueca…
-¡No voy a permitir que te interpongas entre Norma y yo!
-Ah, perfecto, ¿ahora se llama Norma?
-Sí, y vamos a casarnos. Y vamos a irnos de luna de miel a París.
-A Norma no le gusta París. Le tiene fobia a la Torre Eiffel.
-¿Ah, sí?
-Sí, y dice que Montmartre es su barrio menos preferido de todo el mundo. Prefiere Mar de Ajó antes que Montmartre.
-¡¿De verdad?!

-Sí, y para ser una hipótesis, Norma tiene una voz bastante chillona. Es histérica, tan histérica… Y su hobbie preferido es hacer papel picado con tiras de fílmico. Es tan típico de las hipótesis
-¡¡¿En serio?!! No puedo creer cómo me traicionó. Norma, yo te quería…
-…
-Che, qué pelo divertido tenés. Me hace acordar a los personajes de Tim Burton.
-¿Eso es bueno?
-Muy bueno, además tenés un andar particular. Como sinuoso.
-Andá…

jueves, 9 de febrero de 2012

Hasta siempre, flaco

Qué habría pasado si...

...la mujer del sombrero se hubiera animado. 

Habría conocido el delirio y el polvo, habría ganado una bella locura, su breve cintura debajo de él. Habría ganado su forma de amar, la huella de él en su mar. 

Lo habría hallado. 

Habría escrito una historia.

Lo habría hecho reír. O llorar, pero desde adentro. Ese llanto que surge de la alegría profunda, o de la impotencia ante lo grande, o de la maravilla.

¿Por qué huyó, señora, como una gaviota? ¿No se dio cuenta de lo que se estaba perdiendo?

"UN CUADRO DEL VIEJO CHAGALL"

Mis licencias a Silvio. Pero siempre me generó una inquietud grande esa mujer. Mucha empatía, algo de pena. 

"La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes"

miércoles, 8 de febrero de 2012

I was happy in my harbour when you cut me loose...

La vida.
O, mejor dicho, mi vida.
Mi vida últimamente.
¿O siempre?


Nota de mi ex-profesora de matemática al respecto:
"Señorita, eso no es una función"

Nota del velerito al respecto:
"Señorita, déjeme tranquilo"

Nota de mi Señora Vida:
"Muajajajajaja"

martes, 7 de febrero de 2012

Ironías de la vida

#1

Para solucionar los problemas de la conexión a Internet, la computadora me pide que use el soporte técnico en línea...

lunes, 6 de febrero de 2012

El camino

Iba por un camino en el medio del campo. Llevaba una mochila nueva con cosas nuevas adentro. Ropa nueva, mi pelo algo más corto. Tenía la voz ligeramente más grave y algunas barreras levantadas, barreras que en un tiempo habían sido fundamentales. 

En eso me crucé con un hombre ya viejo que me sonrió y me llamó por mi nombre. Le pregunté cómo me había reconocido y me dijo que por el camino. Le dije que, en realidad, ese camino era nuevo para mí, que en general la gente me reconocía por aquel otro camino que había andado una vez; que venía de otra parte, que ya ni estaba segura de ser yo. Que, por momentos, me miraba al espejo y no me reconocía. Que, tal vez, ahora me tocaba ser otra. El viejo volvió a sonreír y me hizo mirar hacia adelante. Me preguntó si sabía qué se aproximaba. Le respondí que no, que podían aproximarse muchas cosas, que cómo iba a saber.
-Muy bien -siguió -ahora decime en qué punto vas a estar parada en dos días, y en seis meses, y en un año, y en cuarenta y cinco minutos. ¿Va a ser el mismo lugar?
Le respondí que tampoco sabía. Podía imaginarme, era puro apostar. Pero suponía que iba a ser otro punto del camino, distinto. 
-¿Eso va a estar mal?
-No -me pareció rara la pregunta -, ¿cómo va a estar mal? Esa es la esencia de los caminos; son para andarlos y para avanzar, para llegar a nuevos lugares.
El tipo asintió y sonrió de nuevo. A continuación, me hizo mirar hacia atrás. Me preguntó cómo había llegado a ese lugar, si había caído del cielo, si algún camión o tractor o máquina gigante había borrado el camino o si podía indicarle por dónde había venido. Le dije que por supuesto que por algún camino había venido y le indiqué más o menos cómo había sido la caminata hasta aquel campo. El viejo me dijo que se la estaba haciendo muy fácil. Me hizo una última pregunta:
-¿Ese camino cambió? ¿Desapareció? ¿Podés decir o pueden decirte que no lo caminaste?
Me reí y le dije que no. Que si yo estaba ahí en ese momento era porque había habido un camino anterior y eso no cambiaba. Podía bifurcarse hacia adelante, podían aparecer paisajes nuevos, pero hacia atrás el camino seguía siendo el mismo. 

Se quedó callado unos minutos. Me parecieron horas. No sabía si quedarme o irme.

Cuando habló, le cambió el tono de voz. Antes preguntaba como jugando, ahora era más grave pero conservaba cierta dulzura:
-¿Entonces cómo podés ser otra? Vos misma lo dijiste. Si fuera así, no habrías andado el camino que acabás de describirme. Te habrías materializado de repente, pero no. Lo recordás a la perfección, sos vos la que vino caminando, ¿entonces, si sos vos, cómo podés ser otra? Podés tener otra ropa u otro pelo, podés haber cambiado la voz, pero no podés negar la tierra que pisaste ni los árboles que viste, eso no cambia. Sos vos, sólo que parada en otro lugar. Y tan verdadero como que dejaste tu huella en los lugares por los que estuviste es que esos lugares imprimieron su huella en vos. Eso es así ahora y para siempre, no intentes negarlo, no dejes que lo nieguen. El camino te hizo y vos hiciste al camino y dicen algunos que lo hecho hecho está. Podés olvidarlo, pero no podés ni pueden sacarte el camino de encima. Y ahora estás en otro lado. Seguís imprimiendo huellas, siguen imprimiéndose los paisajes en vos. Así es y va a ser hasta el final del tiempo. No sos otra. Simplemente sos una persona que camina. 


Y que camina junto a otros.