You are my sweetest
downfall,
I loved you first,
I loved you first.
Beneath the sheets of
paper lies my truth…
Regina Spektor -
Samson
La historia no puede comprender a todos. A
algunos les toca de inmediato. A otros, pasado un siglo. A otros nunca los va a
comprender nadie.
Siempre va a ser así; siempre habrá en la
historia vencedores y derrotados, próceres y villanos e incomprendidos eternos.
Tal vez porque comprender sea relativo. Tal vez
porque no haga falta que el mundo nos comprenda. Tal vez porque nunca nadie nos
pueda terminar de comprender del todo (o sí, pero nadie de este mundo).
Está en el alma del artista ahondar en las
vidas y pensar en potencialidades y, tal vez porque sea parte de su esencia, de
su sentido o de su condena no ser entendido por completo, pueda llegar más
profundo en las almas de los condenados por la historia.
La historia de Sansón y Dalila es, a los ojos
de la tradición, una de engaños y seducción y pseudo-amor y traiciones. Una
mujer –terrible poder el de la mujer en otras épocas para tentar y corromper-
enamora al hombre más fuerte del mundo y descubre el secreto de su fuerza –su
pelo- para eliminarlo y entregarlo a los enemigos.
Esa fue la razón por la que Dalila cortó el
pelo de su amado. Según la historia.
Pero, de pronto, una música arroja una luz
diferente. Cuenta una historia de amor. De caídas elegidas (¿son caídas cuando
te hacen feliz?) y de acuerdos en común para eliminar las fuerzas sobrehumanas.
Tal vez porque al amor le haga bien la vulnerabilidad de las personas.
Tal vez porque sea más heroico asumir la propia
humanidad que desvivirse por proteger lo que nos aleja de lo humano y nos hace
superiores.
Quién sabe.
Tal vez los condenados por la historia sean,
simplemente, humanos que nadan en su propio barro.
He told me I had done
alright
And kissed me ‘til the
morning light.
No hay comentarios:
Publicar un comentario