lunes, 16 de enero de 2012

Gente rara

Hay gente rara en el mundo, eh... Son como plaga. 

Llego a un bar en pleno Buenos Aires, no digo la dirección para no desacreditarlo, pero no es cualquier cosa. Es un bar-bar, de esos en los que podés tomar lo que quieras porque lo tienen, y si no lo tienen, te lo preparan. Esos en los que te atiende un mozo con camisa y chalequito, que hace lo que quiere con los platos y las tazas, tanta cancha tiene para manejar todo eso, tan argentino, pensás, hasta que vas a Roma y te das cuenta de que todos los mozos ahí son iguales, entonces ahora cada vez que vas a uno de esos bares pensás "tan italiano". En fin. 

Llego al bar, me siento, hay un diario de hoy, pero de hoy a la mañana, y hoy en día, con internet y la radio y esas cosas, ya el diario dejó de ser cosa de último momento, las noticias de hace dos horas ya son viejas. Así que ni me gasto en mirarlo. No me dan ganas, tan ansiosa estoy por tomar lo que vengo a tomar. Llega el mozo de chalequito que aparenta haber pasado los cincuenta hace rato, todo tan típico, trae la carta en la mano, pero antes de dármela me pregunta si ya sé lo que voy a pedir. Le digo que sí, que sé. Que si me puede traer un poquito de normalidad, por favor. 

El mozo se queda duro. Tarda unos segundos en reaccionar y vuelve a preguntarme: ¿qué quiere tomar? Un poco de normalidad, le repito, y repito el porfavor. El tipo me mira un rato sin decir nada. Levanta el diario de la mesa, le pasa un trapo y no vuelve más. Espero un poco a ver si me trae la normalidad en vaso o en copa, con hielo o sin, pero no sé cuál es el problema del tipo, porque no vuelve más. Tal vez venga otro mozo, tal vez ese venía directo de Italia y no entendía español. Pero no. Parece como si, de golpe, me hubiera esfumado del bar. Hay gente rara en el mundo, sin duda.

Me levanto preguntándome si no será que la venden en kiosco a la normalidad. Me está costando encontrarla. Creo que es como las monedas en su momento. Hoy cotiza alto. 

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