martes, 18 de octubre de 2011

Personas-fuente

Hay personas que son como fuentes. La Real Academia Española las llamó así, personas-fuente, porque está más preocupada por la corrección de las expresiones que por la creatividad. No es fácil identificarlas. Las personas-fuente no se muestran como son a todo el mundo. Cuentan  con un par de características básicas que, por supuesto, tienen pequeñas variantes según de quien se trate. La manera de reconocer a una persona de este tipo es comprobar, antes que nada, su inagotabilidad. Si la Real Academia Española me permite el uso de esa expresión. Es así, es básico; lo que una persona-fuente lleva adentro no se termina nunca. Usted se puede pasar horas y horas hablando con ella, años compartiendo la vida y, sin embargo, va a seguir encontrando cosas que brotan de la persona-fuente como el agua. Esto es elemental. Son personas de las que es muy difícil cansarse. Pueden hacer que te cuestiones cosas, pueden tener algún atributo que no te cierre, pero siempre aparece algo nuevo y tal vez sea por eso que no te cansen. A aquellos que nunca entraron en contacto con una persona de estas características les resulta difícil creer en su existencia. Pero los que cuentan con el honor de la experiencia saben que es cierto, que hay personas-fuente dando vueltas por el mundo. Personas junto a quienes no se acaban las preguntas, siempre hay algo más profundo y más alto por alcanzar, siempre hay nuevas cosas de las que reírse y nuevos proyectos que poner en marcha. Siempre aparece algún gesto en ellas que antes se te había escapado y alguna parte de su historia que aún quedaba por conocer. Siempre quedan ganas de vivir, aunque el futuro se vea negro. Tal vez el secreto sea que el futuro para y con ellas nunca es negro.

Y no queda más que dar gracias. Gracias porque existen las personas-fuente. 

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