sábado, 16 de abril de 2011

Otra del San Martín

Hoy dos chiquitos pedían monedas en el tren. Son ese tipo de chicos que te saludan con un beso y te dejan un papelito y, en cierto modo, sentís una violencia, como una presión, una cuasi-imposición de darles sí o sí algo de plata. Y la lógica clásica de una persona de mi nivel socioeconómico que viaja en tren dice: "no le des plata porque no sabés qué va a hacer con ella, dale algo para comer". 

Se acercó la primita (después me enteré de que lo era) del chico del beso y el papelito y se quedó mirando el resaltador naranja que yo estaba usando. Dijo algo que no entendí, le pregunté si quería uno y me dijo que sí, así que busqué un resaltador viejo en mi bolso para dárselo. Después vino el más grande y, siguiendo la lógica clásica, le ofrecí galletitas. Negó con la cabeza y se concentró, también, en el resaltador. Me pidió usarlo y lo dejé resaltar una parte de mi apunte. Quería que se lo regalara; al principio le dije que no, pero al final terminé cediendo.

Y se fueron contentos, el chico y su prima, con los resaltadores naranjas y sin las galletitas, rompiendo la lógica, demostrando que, a pesar de lo que les toca vivir, son chicos... que todavía se sorprenden cuando ven algo fosforescente... menos mal

(9/11/10...no fue hoy hoy, pero lo acabo de encontrar en mi cuadernito de anotaciones del tren)

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