lunes, 22 de agosto de 2011

Un aeropuerto

Mientras viajaba en avión la otra noche, pensaba que el Cielo debe ser algo así como un aeropuerto. Bajás del avión, hacés unos trámites, levantás tus valijas, todo eso que traés de tu viaje en la tierra, salís por una puerta y te reciben todas las personas que querés con aplausos, te abrazan, te dan la bienvenida. Empiezan a preguntarte cómo estuvo el vuelo, cómo estuvo el mundo en general, qué personas conociste, por qué lugares caminaste, cuántas cosas nuevas aprendiste. Los abrazás uno por uno y les decís que te dejen acomodarte, que hay tiempo para contarles todo detalladamente. Y, más allá del aeropuerto, espera el lugar más lindo que existe. Ponele el nombre que quieras. Toscana, Bariloche, Bella Vista, una playa desierta en una isla del Caribe, la cima del Everest. 

Sí, debe ser así. El Cielo debe ser un aeropuerto. 

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