miércoles, 22 de junio de 2011

Diálogos

Charla conmigo misma mientras preparaba café, hace cinco minutos (se puso intensa):

-Qué bueno que tengamos trapos para limpiar la mesada. ¿Cuándo se habrán inventado? En la Edad Media capaz no tenían de estos trapos amarillos... ¡Todos son amarillos! Trapo de limpiar la mesada igual amarillo. ¿Por qué? ¿Desde cuándo habrá estandarizado la sociedad que el trapo ese finito, tipo paño, es amarillo? ¿Desde cuándo los habitantes de este mundo somos capaces de asociar casi inconscientemente trapo amarillo con limpiar la cocina? ¿Por qué tiene que ser amarillo? ¡¿Por qué no puedo fabricar un trapo del color que se me antoje?!
-Podés hacer lo que quieras. Las compañías vaya a saber por qué eligieron empezar a hacerlos amarillos... Quién sabe si en la Edad Media, o cuándo... ¿Qué importa? Es cómodo, nos resulta cómodo, porque si necesitamos algo con que limpiar la mesada sabemos que vamos al supermercado y compramos un trapo amarillo y listo el pollo. Pero da lo mismo qué color usás. Si preferís fabricar un trapo azul o verde o naranja, perfecto, podés limpiar con eso y te aseguro que limpia igual de bien, eh... Si te sentís más libre, menos atado por las convenciones de la sociedad, perfecto, podés limpiar la mesada también con una remera, o una media. Si eso te hace ser más vos y menos autómata...
-Creo que tengo que leer menos Nietzsche.

2 comentarios:

  1. En casa me enseñaron a romper lo establecido y tenemos trapos verdes, supuestamente porque no se impregnan de olor como lo amarillos.. igual las servilletas, las medias o mismo las hormigas pueden servir tambien para hacer esas limpiezas

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  2. jajajaj ¿posta? entonces no era solo el color, era el material... ohhh... nueva perspectiva... ah, te mencioné, dije "listo el pollo"

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